De como tu búsqueda me volvió atea
Vos sabés que se dice que cuando uno entra a una iglesia por primera vez, debe pedir un deseo. Así fue que cuando pude irme de vacaciones después de muchísimos años de no hacerlo, elegí como destino Salta. En esa provincia, la fe de sus habitantes es muy profunda de modo que en cada rincón hay una imagen santa, una capilla, una iglesia o una ermita. En cada punto de las excursiones guiadas que hacíamos, parábamos en iglesias muy antiguas y muy bellas, cada una con una característica que la diferenciaba de las demás. Para ese entonces, ya hacían doce años que no te veía pero yo seguía insistiendo en mi pedido: cada iglesia que pisé tiene un papelito con tu nombre: en San Nicolás (donde naciste), Rosario, todas las localidades visitadas de Salta, Jujuy, Mendoza, San Juan y hasta en El Calafate! A esta altura, dos veces tuve cáncer y Laurita que no quiere verme, me hicieron perder la fe. Dicen que no hay que contar lo que uno desea porque no se cumple. Hace veinte años que pido lo mis