Anécdotas
Durante estos veinte años que estuve buscándote, pasaron muchas cosas. Algunas, me gustaría contarte.
Por ejemplo, que cuando desperté de la anestesia de una de las tantas operaciones, pregunté por vos. Los que me acompañaron no supieron qué decirme, sólo esperaron que pasara la "borrachera" que te deja el procedimiento.
Otra anécdota muy cómica involucra la imagen de la Virgen de Lourdes que hay frente a la costa del mar acá en Río Grande. La imagen era absolutamente blanca de modo que le prometí que si obtenía la dirección adonde tu papá te mandaba los giros postales, iría a pintarla.
Obtuve la dirección -de manera ilegal por cierto- de Callao 131 y ahí nomás cargué en el auto una escalera, pinturas, pinceles... Allá fuimos con Javier quien ayudó sosteniendo la escalera mientras hacía mi obra de arte.
Poco tiempo después, viajaría a Buenos Aires para buscarte en esa dirección y ponerme a llorar frente a la sucursal del Correo Argentino. Sabiendo que allí cobrabas los giros, recorrí toda la cuadra con tu foto en mano preguntando a los vendedores de diarios y demás, si te conocían.
Eso pasa cuando cumplís promesas antes de tener datos ciertos.
Años después, hablé por teléfono con Rubén Bertea, el padre de tu novio. Me dijo que me iba a recibir pero cuando llegué a su departamento, el hijo me dijo que había viajado. Supongo yo que lo hizo a expensas tuyas porque habrás tenido que contar muchas mentiras sobre mi estado mental para que alguien no se anime a hablar con una madre desesperada ¿no?
Allí me quedé parada sin saber qué hacer. Pregunté por el portero. Se había ido. Caminé cinco pasos y le pregunté a dos hombres que estaban charlando en la vereda. Uno resultó ser Miguel, el portero del edificio de Bertea. Fue él, con una amabilidad enorme, quien me dijo que Bertea estaba en el departamento, que no había salido y que vos te habías ido en bicicleta a recorrer América.
Poco tiempo después, el padre Zinc muere en un accidente en la ruta. Pasé por el lugar y me pareció oir su voz diciéndome cómo buscarte en internet para saber de vos: "Laura y Pablo"... Así hice y encontré la nota que les hicieron en una radio y, por fin, la primera foto después de muchos años...
Por ejemplo, que cuando desperté de la anestesia de una de las tantas operaciones, pregunté por vos. Los que me acompañaron no supieron qué decirme, sólo esperaron que pasara la "borrachera" que te deja el procedimiento.
Otra anécdota muy cómica involucra la imagen de la Virgen de Lourdes que hay frente a la costa del mar acá en Río Grande. La imagen era absolutamente blanca de modo que le prometí que si obtenía la dirección adonde tu papá te mandaba los giros postales, iría a pintarla.
Obtuve la dirección -de manera ilegal por cierto- de Callao 131 y ahí nomás cargué en el auto una escalera, pinturas, pinceles... Allá fuimos con Javier quien ayudó sosteniendo la escalera mientras hacía mi obra de arte.
Poco tiempo después, viajaría a Buenos Aires para buscarte en esa dirección y ponerme a llorar frente a la sucursal del Correo Argentino. Sabiendo que allí cobrabas los giros, recorrí toda la cuadra con tu foto en mano preguntando a los vendedores de diarios y demás, si te conocían.
Eso pasa cuando cumplís promesas antes de tener datos ciertos.
Años después, hablé por teléfono con Rubén Bertea, el padre de tu novio. Me dijo que me iba a recibir pero cuando llegué a su departamento, el hijo me dijo que había viajado. Supongo yo que lo hizo a expensas tuyas porque habrás tenido que contar muchas mentiras sobre mi estado mental para que alguien no se anime a hablar con una madre desesperada ¿no?
Allí me quedé parada sin saber qué hacer. Pregunté por el portero. Se había ido. Caminé cinco pasos y le pregunté a dos hombres que estaban charlando en la vereda. Uno resultó ser Miguel, el portero del edificio de Bertea. Fue él, con una amabilidad enorme, quien me dijo que Bertea estaba en el departamento, que no había salido y que vos te habías ido en bicicleta a recorrer América.
Poco tiempo después, el padre Zinc muere en un accidente en la ruta. Pasé por el lugar y me pareció oir su voz diciéndome cómo buscarte en internet para saber de vos: "Laura y Pablo"... Así hice y encontré la nota que les hicieron en una radio y, por fin, la primera foto después de muchos años...
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