Hijas postizas

Lo que no recibo por donde lo espero, me llega a través de mis hijas postizas. Te voy a contar de ellas.

Lorena: Es una mujer dulcísima, inteligente, cariñosa. Tiene dos hijas: Morena (8) y Tayhana (6) que son mi chochera. Han pasado las vacaciones ella, las niñas y Claudio. Me hacen sentir privilegiada. El amor que me regalan cada día me hace muy feliz.



Ana Delia (Andy): es la que tengo más cerca y por ello, la que está presente cuando necesito ayuda. Ella jamás dice que no a nada. No te imaginás la mirada tierna que tiene. Me ha acompañado mucho cuando estuve internada, me hacía las compras, me llevaba y me traía... Tiene dos hijos, Fede y Vale que son adolescentes. Ni te imaginás lo gruñón que es Fede cuando le enseño matemática... mientras Andy me ceba matecitos.
Gabriela: llegó de Córdoba y se vino a vivir conmigo hasta que encontró su espacio. Tiene muchas cualidades para enumerar pero la mayor es su generosidad: viajó desde Paraguay -donde reside actualmente- para cuidarme cuando me extirparon la mama. Me regaló una nieta hermosa.



Tatiana: Comenzó siendo la mamá de un alumno, luego fue alumna y más tarde se convirtió en hija, no podía ser de otra manera. Está cerca y atenta (me controla un poco) y si las ocupaciones se lo permiten, tomamos mate todos los sábados a la tarde. Ese es nuestro momento. Y no te imaginás cómo lo disfruto. Tres nietos: Agustín, Mía y Antonella.
Yohanna: Es la que menos tiempo libre tiene pero estamos en contacto siempre. Cuando la conocí, supe que era un ser excepcional y nunca me defraudó. Tiene una pequeña, Lara, que es preciosa. Cómo la querré a Yohanna que le dejo mi casa a ella cuando yo no esté. Así tendrá un merecido lugar en Río Grande.

Lamento que no estés conmigo para charlar como charlo con todas ellas...

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